lunes, 17 de marzo de 2025

LAS NORMAS

 



La vida humana siempre se ha desarrollado en comunidad. Los seres humanos son sujetos sociales, y las relaciones que establecen entre ellos los definen como personas y son constitutivas de su humanidad.

Sin embargo, esto no implica que la vida en comunidad se encuentre libre de dificultades, tensiones o conflictos. Por ello, existen reglas cuya función social es regular la vida comunitaria. Esas reglas se denominan normas y han ido cambiando a lo largo del tiempo.

Un poco de historia

En los primeros grupos humanos existía un modo de organización social que giraba en torno de tareas vinculadas con las necesidades de alimento, abrigo y protección para defenderse de los peligros que los acechaban. Sus normas (transmitidas oralmente y por costumbre a las nuevas generaciones), se relacionaban con esas necesidades materiales. Dichos grupos humanos eran reducidos y habitaban pequeños territorios, Por eso, sus normas tenían un alcance limitado. Luego, a medida que los grupos fueron creciendo, también aumentó la necesidad de nuevas reglas. Se establecieron, entonces, las normas escritas o códigos, que hacían posible la organización de sociedades más complejas y el control sobre territorios más extensos.

Durante la Edad Media, surgió en Europa un nuevo modelo de organización política y económica en el que un reducido grupo de personas, los señores feudales, tenían autoridad sobre un territorio. La gran mayoría de la población, compuesta por campesinos, estaba obligada a trabajar para ellos en condiciones de servidumbre. Allí, las normas de la época obligaban a los siervos a pagar tributos que aseguraban la subsistencia del señor feudal.

Sin embargo, el feudalismo entró en crisis en el siglo x y con ello surgieron cambios en la organización de la sociedad y en las normas que la regían. En este contexto, la organización política predominante fue la monarquía absoluta, en la que el rey concentraba todo el poder y ejercía la autoridad sobre la población y el territorio. Pero el crecimiento del comercio y los avances tecnológicos también permitieron a los comerciantes y artesanos acumular riquezas. Este grupo, llamado burguesía, tenía mucho poder económico pero estaba sometido a la autoridad del rey y no gozaba de los privilegios de la nobleza.

Hacia fines del siglo XVIII, la burguesía comenzó a reclamar una organización social basada en la igualdad y la libertad de todos. Así, comenzó un nuevo periodo en el que nacieron los Estados tal como se los conoce actualmente, y se establecieron normas que surgieron, otra vez, en el marco del desarrollo de las sociedades y sus cambios de organización social. Las normas son, por tanto, el resultado del conflicto entre la necesidad de organización y la lucha de los sectores sociales por imponer sus intereses al resto de la sociedad.

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Tipos de normas

Las normas son reglas que regulan las acciones de las personas, tanto individuales como grupales. Indican cómo se debe actuar en diferentes contextos y, de esa manera, posibilitan la buena convivencia de los sujetos dentro de la sociedad. Pero no todas las normas son iguales. Existen diversos tipos y pueden agruparse en tres clases: normas sociales, normas morales y leyes.

Las normas sociales

Las normas sociales, también llamadas usos y costumbres, son los modos de comportarse que una sociedad considera apropiados. Se proponen como criterios generales para guiar las conductas humanas, hacer posible la convivencia pacífica entre las personas y lograr el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Como se manifiestan en el trato cotidiano, su cumplimiento permite participar de relaciones sociales enriquecedoras.

Es importante tener en cuenta que las normas sociales varían dependiendo de la sociedad y del momento histórico. Aquellas consideradas correctas en la actualidad dentro de una sociedad, no necesariamente lo fueron en el pasado, y pueden no tener el mismo valor para otras comunidades.

En el caso de la sociedad argentina, por ejemplo, una de las normas sociales más conocidas es dar el asiento a las personas que lo necesitan en el transporte público. Incumplirla puede traer como consecuencia una sanción en forma de enojo o reproche por parte de otros miembros de la sociedad.

Las normas morales

Más allá de los hábitos y las costumbres que constituyen las normas sociales, existen normas que valoran las actitudes y acciones humanas como buenas o malas: las normas morales. Estas consisten en reglas de conducta y valoraciones que le permiten a una persona actuar diferenciando lo correcto de lo incorrecto. Al igual que las normas sociales, las normas morales no son individuales. Se construyen colectivamente en medio de relaciones sociales y cobran sentido dentro de las sociedades y su contexto histórico.

En la actualidad, los países, las culturas y las religiones sostienen diversas normas morales. Sin embargo, muchos coinciden en que para que exista la moral, las personas deben tener libertad para actuar según su propia voluntad. Los seres humanos son seres morales porque son libres. Y como son libres, sus acciones pueden ser juzgadas como buenas o malas, es decir que pueden ser juzgadas moralmente.

Las leyes

A medida que las sociedades crecen y se desarrollan, se vuelven más complejas. Esto trae como consecuencia que las normas sociales y morales no alcancen para regular las conductas individuales y colectivas de las personas. Entonces, se crean normas que, teniendo como origen los usos y costumbres sociales, toman fuerza de ley. Esto significa que su cumplimiento se vuelve obligatorio.

A diferencia de las normas sociales y morales, que se producen y reproducen en las sociedades, las leyes son dictadas por una autoridad que también tiene el poder para emplear la fuerza en caso de que estas normas no se cumplan. En casi todos los países esta autoridad está instituida y recibe el nombre de Estado.

De esta manera, es posible definir a las leyes como normas obligatorias que impone el Estado con el objetivo de ordenar la vida social, y cuyo incumplimiento deriva en una sanción. También poseen generalidad, es decir, deben ser respetadas por todos sus destinatarios y estos no pueden invocar desconocimiento o ignorancia al no cumplirlas, y son irretroactivas (no pueden aplicarse a hechos que sucedieron antes de su puesta en vigencia).

Los Estados sancionaron leyes que regulan el comercio, el trabajo y la provisión de servicios como el agua, la electricidad y la telefonía celular, entre otros. También hay leyes cuyo objetivo es garantizar el ejercicio de los derechos como, por ejemplo, la educación, la salud y la libertad. La ley suprema de un Estado es su Constitución. En ella se encuentran los fundamentos de todas las leyes, y nunca una ley puede estar en contra de la Constitución.

Las leyes no son perfectas ni fueron siempre las mismas. Pueden ser creadas, modificadas y cambiadas por otras. También pueden ser derogadas, es decir que se las puede dar de baja. En un sistema de- mocrático, los ciudadanos tienen derecho a proponer proyectos que, luego de cumplirse ciertos requisitos, pueden convertirse en ley.


Obligatoriedad y sanción

Toda norma tiene implícito un grado de obligatoriedad. Por ello, su incumplimiento trae aparejado algún tipo de sanción para quienes la han infringido.

En las normas sociales, que son las del buen trato y la convivencia, el grado de obligatoriedad depende muchas veces del contexto social o del grupo de personas más cercano (familia, amigos, etcétera). Por ejemplo, saludar al llegar o al retirarse es una norma social que tiene mucha importancia en ciudades pequeñas y en algunas familias pero no tanta en las grandes ciudades, donde la mayoría de las personas que se cruzan a diario no se conocen.

En esta clase de norma, entonces, varía tanto el grado de obligatoriedad como la sanción asociada a su incumplimiento. Si alguien no saluda a otra persona que viaja sentada al lado en el colectivo, no será sancionado pero si no saluda al llegar o al salir de su casa, recibirá algún llamado de atención para corregir dicha conducta. En general, cuando una persona no respeta las normas sociales que una comunidad considera válida se ve sometida al destrato, sus relaciones sociales comienzan a ser cada vez más escasas y termina solo, o con un grupo muy pequeño de gente cercana.

Las normas morales, al igual que las sociales, también son obligatorias y su incumplimiento representa un hecho grave cuya sanción puede ser muy dura. La moralidad es constitutiva de los seres humanos, y estos son seres sociales. Por ello, cuando una persona viola alguna norma moral no afecta sólo a otra individualmente, sino a toda la sociedad en su conjunto.

En la Argentina, muchos de los individuos que ejercieron la represión y la tortura en tiempos de la última dictadura (1976-1983) recibieron un indulto, es decir, un perdón por sus actos en contra de la ley. Sin embargo, la sociedad nunca los perdonó por sus faltas a la moral. Muchos fueron insultados en la calle o echados de restaurantes y bares, y sufrieron escraches en sus viviendas particulares.

En el caso de las leyes, el grado de obligatoriedad es tal que su incumplimiento siempre trae como consecuencia una sanción. Cada ley tiene asociada una sanción determinada para el que no la cumple. El Estado que las promulga fija también las sanciones y tiene la obligación de hacerlas cumplir, por la fuerza si fuera necesario. Algunas leyes penan su incumplimiento con pago de multas en dinero, con prohibiciones, o con acciones que debe efectuar el infractor. Otras, cuando su incumplimiento es más grave, pueden someter al infractor a la cárcel.